
PHOTO COURTESY ASHLEY DICKEY
Para Ashley Dickey, pintar no es solo crear arte, es sentirse libre. Desde murales alrededor de la comunidad hasta proyectos con la ciudad, su primera interacción con el arte fue a los 12 años con la introducción a la pintura.
Nació en el Valle del Río Grande y, a los 4 años, se mudó a México. Dickey es arquitecta de profesión, graduándose en el 2021 del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro.
Compartió que eligió estudiar arquitectura ya que pensó que tendría más puntos artísticos y dejó de pintar porque le consumía mucho tiempo pero, después de completar su carrera, regresó a Brownsville.
“Yo nací aquí en Brownsville”, Dickey dijo. “Mi mamá me dijo, ‘Deberías regresar para que aproveches tu nacionalidad’”.
Hace cuatro años volvió al Valle y ahora se dedica totalmente al arte.
“Creo que si yo hubiera sido criada acá, sería una persona completamente distinta”, Dickey dijo. “En Querétaro, entre mis amistades y los planes y todo, era un ambiente que me distraía bastante de mis metas”.
Describió su regreso al Valle como algo que la ayudó a enfocarse, acercarse a Dios y a empezar su “camino artístico”.
“Cuando vengo acá […] conozco a mucha gente y muchas amistades muy, muy lindas, muy leales, y ya no era la misma distracción”, Dickey dijo.
La artista tiene más de 15 años de experiencia en el arte, con exposiciones y murales en la ciudad de Brownsville, Seattle, Ciudad de México y Querétaro.
Su arte es “figurativo y sigue evolucionando”. Describió que era detallado pero con caos alrededor.
“Con el tiempo empecé pintando pájaros y algo que era como trazos un poquito más libres”, Dickey dijo. “Pero también había un poquito de caos”.
Agregó que, en ese tiempo, los pájaros para ella reflejaban libertad y sus obras siempre tienen naturaleza en ellas.
En su más reciente exhibición, Dickey dijo que su vida personal influye “bastante” en su arte y la más reciente expresaba un proceso que ha tenido con Dios a lo largo de su vida.
“Es algo más o menos espiritual”, dijo. “Cada elemento de las piezas representa algo que me ha acercado o alejado de Dios”.
Alrededor del centro de Brownsville, Dickey tiene distintos murales en las banquetas. La idea nació de invitar a la comunidad a adentrarse al centro.
“Surgió esta idea de pintar en el piso, que no la hemos visto”. dijo. “[…] En lugar de un solo mural, fueron como varios en el piso. Entonces, ves al piso, vas a ver el mural. Es algo que te sorprende”.
En Tony González Park, también, se encuentra un mural de Dickey.
“Ese fue uno de los proyectos más grandes”, dijo. “Lo interesante es como la comunidad me hablaba. […] Me llevaban comida y me explicaban las historias del parque”.
La artista dijo que el Valle la ha influenciado mucho y lo describe como un portal de oportunidades que las personas dan por hecho.
Agregó que le ayudó a darse cuenta de sus privilegios de ser mexicana y americana.
“Muchos aquí en la frontera los tenemos; es un privilegio que mucha otra gente desearía tener”, Dickey dijo.
Compartió que al regresar al Valle comenzó a trabajar en refugios con inmigrantes.
“Me di cuenta de cosas muy fuertes que vive la gente, pero también de los sueños que ha logrado abrir Estados Unidos”, Dickey dijo. “[…] He visto sueños realizarse para ciertas personas que han venido buscando otras oportunidades”.
Dijo que espera que el arte la pueda llevar a diferentes lugares del mundo a exhibir sus obras, como a Florencia.
Dickey le aconsejó a quienes buscan comenzar en el camino del arte que no escuchen las voces negativas.
“Se tiene que tocar un chorro de puertas aunque te la cierren porque va a haber ciclos”, dijo. “[…] No importa lo que la gente diga. Enfócate en lo que tienes que hacer y Dios va a poner gente en tu camino que te va a llevar a donde quieras llegar”.

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