
PHOTO COURTESY THE ART LOUNGE
Shelly Hamsa describió al Valle del Río Grande como una casa lejos de casa.
Hamsa nació y creció en Minnesota pero, desde que era pequeña, tomaba vuelos de tres horas a la Isla del Padre donde pasaba las vacaciones en el condominio de sus tíos.
“Era como un lugar gratis en dónde quedarse o venir y vacacionar”, dijo. “Seguí viniendo y […] se volvió como una conexión del norte con esta parte del sur de Texas”.
Desde pequeña le gustaba el arte pero “nunca estuve muy inspirada por el arte”.
Hamsa dijo que tiene recuerdos de personas que decían que en el arte no había dinero y decidió adentrarse al trabajo social.
“Siento que ese trabajo me enseñó mucho a ser un ser humano”, dijo. “Estaba cuidando a mis abuelos, estaban enfermos. Necesitaba hacer algo porque dormían la mayoría del tiempo, entonces, comencé a pintar”.
Hamsa vivió en Costa Rica donde pintaba escenas del mar, “donde todo comenzó”.
Compartió que durante la pandemia del COVID-19 tuvo una oportunidad de reflexionar mientras trabajaba remotamente a tiempo completo como supervisora de un equipo de trabajo social.
“Tuve la oportunidad de […] en realidad solo pensar en cosas”, Hamsa dijo. “Y yo había estado haciendo algunos trabajos de consultoría […] poniendo arte en edificios grandes solo como un segundo trabajo”.
Dijo que se sentía muy apasionada de esto, vendía su arte de vez en cuando y se convirtió en algo de tiempo completo junto con su trabajo social.
En el 2021, llegó a la Isla del Padre para hacer su cuarentena y decidió formar parte de un programa de residencia artística, Art Business Incubator.
“Es un programa de un año”, Hamsa dijo. “Entonces, terminó en la primavera del 2o22 e hice mi show de graduación sola y, para ese tiempo, ya tenía mi galería de arte”.
Dijo que firmó su contrato de renta por dos años mientras estaba en el programa para el espacio de estudio con otros artistas.
“Llegó un punto donde todos ellos desaparecieron y dijeron, ‘¿quieres tomarlo por completo tú sola?’” Hamsa dijo. “Y yo pensé, ‘no quiero pero lo haré porque no quiero perder el espacio’”.
Después de esto, dijo que comenzó a trabajar en su negocio The Art Lounge para empezar a ganar dinero.
Compartió que, cuando llegó al sur de Texas, se sintió abrazada y experimentó una sensación de pueblo pequeño.
“Todos te ven como familia casi inmediatamente”, Hamsa dijo. “Pero luego, siento que en el RGV hay emprendedores por todos lados y todos saben lo que es intentar esforzarse”.
Ella describe su arte como una parte abstracta con realismo y textura.
“Hay esta parte donde es muy libre y sin control […] tiene mucha textura”, Hamsa dijo. “Me gusta añadir detalles realistas a mis piezas, así que aquí se puede ver algo reconocible”.
Dijo que una de las partes más difíciles de iniciar con su negocio fue el tratar nuevas cosas para que las personas llegaran.
“En esta área particular de la Isla a veces vienen turistas, a veces no, a veces el clima está mal y es cuestión de suerte el si tienes un buen mes o no”, Hamsa dijo.
Ahora, ella está trabajando con otros artistas en un espacio en conjunto para hacer un centro de arte en la Isla del Padre.
También, Hamsa compartió que empezó una organización sin fines de lucro llamada Art Launch South Texas, donde busca ser una fundación para otros artistas y organizaciones de arte.
“El arte se trata de inspiración y tenemos que dejar que eso pase a través de nosotros”, dijo. “Si tenemos algún talento o un deseo, tenemos que correr con él porque es hermoso”.

